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Filosofia

DIOS JUEGO CON LOS DADOS 

Por Joseph Sclar2016

Sea lo que sea que va a pasar el próximo año, mañana o incluso en el próximo segundo no es para nada aleatorio. Tal vez desconozcamos con certeza eso que vaya a suceder, pero hay algunas cosas que no, y hay otras que definitivamente no van a suceder. Suena bastante obvio, pero ¿Lo es?

Tenemos completa seguridad que pase lo que pase mañana, el sol, por la mañana se va a levantar, la gravedad va a tener una aceleración de 9.81 m/s2 y no nos vamos a convertir en nuestro mejor amigo. Esto lo sabemos porque el universo está hecho de 12 partículas fundamentales, hasta ahora conocidas, y ellas sólo interactúan de 4 maneras predecibles.

Entonces ¿Qué pasaría si conociéramos la posición y velocidad exacta de cada una de todas estas partículas en el universo? Según Laplace, si verdaderamente pudiéramos saber dónde está cada partícula y qué tan rápido se está moviendo, pudieras saber todo el futuro del universo, ya que también sabrías cómo interactúan entre ellas. Por lo que nada sería impredecible y por ende nada sería aleatorio.

Ni siquiera el comportamiento humano es aleatorio, debido a que también estamos hechos de las mismas partículas que todo el universo. Por lo que todo lo que hemos hecho y vayamos hacer está determinado por el estado del universo en cierto momento. Entonces, ¿esto significa que nuestro universo es completamente no aleatorio? ¿Que es perfectamente predecible?

Pierre-Simon Laplace establece en su libro llamado Ensayo filosófico sobre las probabilidades que todo lo que sucede en el universo, por más pequeño que sea o tan complejo como las revoluciones del sol, está determinado por las leyes naturales que lo afectan. Por lo que cuando algo desconocido sucede que comúnmente lo llamamos azar o extraordinario, es simplemente ignorancia sobre estas leyes naturales, físicas, biológicas y/o químicas.

Es por esto que todos los acontecimientos están vinculados a sus precedentes, nada puede comenzar sin una causa anterior, ya que no hay voluntad libre que la pueda producir. Llamamos que hubo voluntad cuando algo parece ser determinado por sí mismo y sin motivos, cuando en realidad sólo se perdió de vista las razones de esa consecuencia.

Laplace sugiere que el universo en su estado actual es meramente una consecuencias de su estado anterior y es la causa del futuro, por lo que si de alguna forma tuviéramos las manera de conocer la posición exacta de todas esas 12 partículas o, de haber más, todas ellas, teniendo la posibilidad de analizarlas, metiendo todos esos datos en una formula, nada sería desconocido, ni el pasado ni el futuro.

"[...]  en su libro llamado Ensayo filosófico sobre las probabilidades que todo lo que sucede en el universo, por más pequeño que sea o tan complejo como las revoluciones del sol,....

Con el paso del tiempo, los avances científicos nos han intentado acercar a esta verdad, sin embargo aún no la hemos tocado. En antiguas épocas, las lluvias o las sequias, los eclipses,

las auroras boreales, y cualquier otro fenómeno natural, se consideraban acontecimientos mágicos, divinos, ajenos a nuestro entendimiento. Se podía pensar que el cielo estaba enojado con nosotros o feliz y por eso lo provocaba. Sin embargo, con el paso del conocimiento y la ciencia se ha logrado entender qué influye y de qué manera para que eso suceda. Esto nos lleva a pensar que cualquier acontecimiento que no entendamos no está más lejos que la misma ignorancia de qué lo causó. Las moléculas de aire y vapor responden de la misma forma que las órbitas planetarias, toda diferencia entre ellas es nuestra ignorancia.

Entendiendo así mismo la ley natural de la conservación de la materia que estipula que nada se crea ni se deshace, sólo se trasforma, nos indica que absolutamente ninguna partícula va a crearse por generación espontánea, por lo que su transformación a su estado actual va a depender de su estado anterior y será la causa de su futuro.

Por lo que suponer que algo va a suceder o no, es parte nuestro conocimiento y parte nuestra ignorancia, por lo que es una probabilidad. Ese pequeño o grande desconocimiento nos impide, aún, saber con exactitud qué va a suceder. Sin embargo, entre más sea nuestro entendimiento y menos la incertidumbre, como en cualquier caso de probabilidad, nos acercaremos más a la unidad, es decir, a la verdad, a la exactitud. Esto es justamente lo que la física cuántica estudia, a partir de probabilidades, intenta estipular dónde se va a encontrar cierta partícula en determinado tiempo, con base a la información que se tiene.

Es por esto que se puede concluir que con el estudio suficiente del universo a través de los siglos, llegará un día, aquel día en el que todo lo que hoy parece ser oculto, que en otras épocas fue algo misterioso, resultará tan evidente como lo que hoy en día podemos asegurar con firmeza. Hoy en día vemos al pasado y nos resulta, muchas veces, obvio aquello que antes no se entendía; en algunos años o siglos nos miraran a nosotros con los mismos ojos con los que hoy volteamos hacia atrás.

 

Laplace, Pierre Simon. A Philosophical Essay on Probabilities. New York: Dover Publications, 1995. Print.

Veritasium. What Is NOT Random? Video blog post. Veritasium. N.p., 16 July 2014. Web. 06 Sept. 2016. <https://www.youtube.com/results?search_query=what+is+not+random>

Filosofia

Sobre Aporía y Problema- Parte II

Por Rodrigo Alcalá 2016

a)Problema,ciencia y límite.

Aporía y Problema son dos modos de preguntar que surgen ante lo insolito (tauma), lo asombroso o extraordinario, de lo ahí de antemano en lo ordinario y cotidiano. Pero aporía y problema se distinguen justamente por ser dos modos distintos de abordar lo extra-ordinario.

Problema se compone del prefijo pro-; antes, de antemano, pre-, y el termino Blhma que viene del verbo Ballw; arrojar, lanzar. Así un problema es un pre-determinar algo de antemano en su arrojo mismo, hallar y tener de antemano un esquema sobre el cual tratar a lo arrojado, al fenómeno. Así, problematizar es formular una pregunta dentro de un marco teórico o esquema científico predeterminado, consciente o inconscientemente, por nosotros mismos. Es decir, nosotros definimos de antemano el modo en que interrogamos a las cosas, el modo en que estas nos interesan, y en vistas a este antemano nosotros esperamos con posterioridad una respuesta también determinada.

Así, no por nada las primeras formulaciones del término problema se remontan a los comienzos de la geometría y la matemática griega. Y es que la geometría y la matemática ( y con ellos los saberes físico matemáticos modernos que los toman como paradigmas) se formulan, fundan y desarrollan a base de problemas.  El ejemplo más burdo y cotidiano son los problemas físico-matemáticos que se nos enseñan en la secundaria o el bachillerato, aquí tienes el problema, aquí los datos, la operación y el resultado. Es un preguntar controlado, que en el preguntar mismo define de antemano su respuesta. Un preguntar que se resuelve en sus propios términos, en su propio preguntar. No vamos a responder al problema de la velocidad de un proyectil o la densidad de un cuerpo remitiéndonos a la poética o la política, y de hacerlo el problema es eludido o rodeada pero no propiamente resuelto. No se resuelve el problema de la mensurabilidad de la diagonal apelando a la retórica o la medicina. Así cada ciencia tiene su género y sus postulados propios, y cada uno formula su problemática sobre sus propios principios. Y así el progreso de las ciencias consiste en la constante resolución de los problemas que de tiempo en tiempo se van heredando a lo largo de la tradición.

Y sin embargo, cabe que a través de un problema, incluso un problema físico-matemático[1], lleguemos a aporizarnos, esto es, hallar los límites del propio problema, su marco teórico y con ello, y no menos importante, nuestros propios límites. Pero el problema, pese a que puede llevarnos a los propios límites de la cuestión, puede aporizarnos, no se resuelve fuera de sus límites sino que pide ser resuelto en su propio esquema. El problema para resolverse se debe re-traer hacia sus propios límites, la aporía se mueve en la frontera con los límites.

 

[1] Por ejemplo, el caso del Menón de Platón en donde se aborda la naturaleza de la aporía a través del problema del doble de un cuadrado, o lo que llamaríamos la raíz cuadrada.

El problema tiene también un carácter hereditario así, por ejemplo, una generación puede heredar la problemática de las generaciones anteriores, resolviéndolo, modificándolo o heredándolo a su vez a las generaciones futuras, “el problema de siempre”. Y así sucede también en las ciencias en donde un problema se pasa de un científico a otro, Lamarck a Darwin, Kepler a Newton. Pero no sólo en las ciencias y en la historia, sino también, en el ámbito social y cotidiano vemos que las redes de comunicación, sea radio, televisión, redes sociales, se mueven en un constante intercambio de problemáticas sean particulares, regionales o globales. Las redes sociales han permitido la expresión y constante retro-alimentación de las más diversas problemáticas. Y sin embargo, frente a este pletórico mar de problemas que la vida moderna ofrece cabe también, como cotidianamente sucede, decir “este no es mi problema”. El problema, así como puede tener un carácter de heredabilidad, también puede, en su misma proporción, resultar completamente indiferente.

La aporía, sin embargo, el aporizarse, el sentirse atado en los límites de lo visible, no parece ser heredable ni tampoco propiamente, en tanto uno mismo es quien se aporiza, sernos indiferente. Por qué es uno el que se pregunta y no otro, u otros. Y claro, podemos compartir un mismo preguntar, sea social o histórico, pero hasta dónde lleva cada quien su preguntar eso es ya responsabilidad de cada quien. ¿Pero quién está dispuesto a llevar su cruz y guiarnos hasta los límites de lo visible? ¿Quién está dispuesto a ser una voz en el desierto?

"[...] nosotros definimos de antemano el modo en que interrogamos a las cosas, el modo en que estas nos interesan, y en vistas a este antemano nosotros esperamos con posterioridad una respuesta también determinada."

Filosofia

Sobre Aporía y Problema- Parte I

Por Rodrigo Alcalá 2016

a) La “problemática” moderna.

Cuán hoy estamos habituados a escuchar y decir “aquí, o allá, hay un problema”, que “esto es un problema, que “este problema nos incumbe a todos”, que “este no es mi problema”. Hablamos constantemente de problemas y en los más diversos ámbitos; “el problema del sentido del arte”, “el problema de la justicia social”, “el problema de la distribución económica” ¡Diablos!, hasta existen problemas particulares, regionales, nacionales y, en esta época,  globales; “el problema del calentamiento global”, “el problema de la crisis global”, etc.

La vida moderna se configura y  “resuelve” constantemente en y entorno a uno o varios problemas. Hasta la noción misma de la vida moderna resulta problemática. Todo tiene en estos tiempos la capacidad de volverse en un problema; la cuestión está aquí en preguntar cuánto es realmente un problema y cuánto es realmente una aporía.¿Es el sentido del arte y del hombre una aporía o un problema? ¿Es la cuestión de lo justo o lo injusto un problema o una aporía? ¿Nuestra existencia misma es un problema o una aporía? ¿Cuántos de nuestros problemas son propiamente problemas, y cuántos son propiamente aporías? Cuánto acepta un planteamiento resolutivo y cuánto no y, sin embargo, la cuestión se replantea a sí misma una y otra vez.

La palabra aporía (ἀπορία), sin duda, resulta inusual para quien no está habituado al vocabulario filosófico, pues, aporía es una palabra que se usa frente a lo inusual de lo cotidiano, un andar hasta quedarse sin caminos, un ir más allá de lo habitualmente ordinario y es por ello que no es un término que frecuentemos. La palabra aporía resulta familiar, sobretodo, para quien está familiarizado en la lectura de la obra de Platón, “el maestro de la aporía”. Pero, incluso, para quién está familiarizado con el lenguaje filosófico, la cuestión de la aporía no siempre resulta comprendida con cabalidad.

 

 

 

La noción y esencia de la aporía no logra ser comprendida en su esencia por el filósofo moderno, porqué la filosofía moderna misma se funda justamente sobre el progresivo abandono de la aporía y el auge del problema como modos de interrogar al ser, al hombre, al mundo y su sentido. Es decir, un cambio en la metodología y su paradigma, esto es, un cambio en el modo de acceder e interrogar a las cosas por su ser. Un modo de abordar y, a la vez, de ser abordado.

No por nada, Descartes, el llamado “padre de la modernidad”, toma a la geometría y a la matemática como paradigmas por antonomasia del conocimiento científico y, por ende, como parámetros metodológicos para la nueva ciencia moderna, para esta mathematica universalis. A partir de él, pero no exclusivamente (Bacon, Galileo, Newton), la modernidad asume el preguntar como un problematizar, esto es, un preguntar guiado y controlado por los parámetros de la geometría-matemática, los límites mismos del problema y los de la razón. 

Incluso, podría osadamente decir que la Crítica de la Razón Pura de Kant no es otra cosa que la delimitación moderna consumada entre problema y aporía, entre una física y una meta-física. Esto es, establecer de una vez y por todas los límites de la razón, sus principios, a partir de los cuales resulta posible y evidente el progreso de las ciencias. Si los problemas conducen a una solución y con ello a un renovado progreso científico-tecnológico, entonces, las aporías nos conducen, una y otra vez, y quizás fatalmente, o quizás no, hacía los incesantes ríos sin fondo de la metafísica.

De modo que, la pregunta o la cuestión de fondo aquí sea, ¿por qué nosotros modernos formulamos problemas mientras los antiguos formulaban aporías?

Rodrigo Alcalá

"Si los problemas conducen a una solución y con ello a un renovado progreso científico-tecnológico, entonces, las aporías nos conducen, una y otra vez, y quizás fatalmente, o quizás no, hacía los incesantes ríos sin fondo de la metafísica."

Filosofia

La Modernidad 

Por Rodrigo Roya  2016

La modernidad surge a partir de un cambio en la percepción de las experiencias vitales de la humanidad. Las necesidades aún son las mismas pero son percibidas de una manera completamente distintas que provocan un cambio radical en la apreciación del espacio mismo. Todo es distinto a partir de este punto. Ahora involucra una experiencia atemporal dinámica y carente de un espacio físico definido. No es más donde sino cuándo y con respecto a qué. La apreciación del espacio moderno fluye más allá de las definiciones antiguas en donde algo era por sí mismo, contraponiendo una idea sustancial de que ahora aquello es con respecto a todo lo demás que se encuentra en constante afectación. Lo que para Michel Foucault era heterotopía, Marshall Berman lo define como una vorágine. Un espacio heterogéneo lleno de posibilidades hasta ser definido por el tiempo. La posición es definida por un instante en el tiempo de la trayectoria. No hay más punto de partida fijo en el relativismo. El dinamismo y movimiento definen a la época moderna en la ambigüedad donde “todo lo sólido se desvanece.” La Charlotte de Picasso, pretende plasmar la concepción del tiempo y espacio para el hombre moderno. El movimiento constante con un ojo aquí y otro allá. Un espacio de probabilidades definido en dos momentos en el mismo espacio y al mismo tiempo. El modernismo lo define como este intento insaciable del hombre por descifrar un estado en perpetuo cambio, donde existe este dialogo entre causa y consecuencia llamándolos modernización y modernismo respectivamente. 

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Marshall Berman en su obra “Todo lo solido se desvanece en el aire” define el modernismo a partir de tres grandes etapas perceptuales. La primera que data desde el S XVI (siglo de la iluminación o despertar de la humanidad que comienza con el renacimiento) hasta finales del XVIII. Son los cimientos para un despertar masivo y colectivo de esfuerzos. Consecuentemente al despertar consciente de la humanidad, en el S XVIII las revueltas revolucionarias e insurrecciones populares crean al espectador moderno que pretende una mayor justicia social y está dispuesta por los medios que sean necesarios para conseguirlo. El S XX fue el escenario para la tercera fase que implica ver los frutos de los cambios generados desde la primera fase, donde alcanza grandes conquistas artísticas, sociales, políticas, revoluciones de pensamiento, ideologías… 

El mundo moderno en todos los ámbitos trata sobre la concepción del espacio y esto puede ser apreciado en la arquitectura, la física con Albert Einstein, la relatividad, la filosofía con un sinfín de expositores como Deleuze, Lacan, Freud, Guattari, Foucault…  El mundo moderno como consecuencia trae una complejidad en el acomodo de ideas y la significación de la vida personal, lo que conlleva a una pérdida de identidad y contacto con las raíces ancestrales. Llegamos a un nuevo lugar, pero olvidamos como llegamos ahí y se vuelve impensable siquiera habitar en el torbellino de confusión constante. Por lo mismo, los modelos económicos y sociales han impulsado un modo de vida donde el sentido de la misma se pierde ante nuestros ojos. Hacemos cosas de las que ni siquiera nosotros mismos estamos convencidos. Gastamos en cosas innecesarias y ni siquiera las disfrutamos. Desde el momento que somos parte del sistema económico somos mucho menos cuidadosos con nuestros gastos. Nos cuesta menos sacar dinero de nuestra cartera. Compramos cafés caros que no son ni la mitad de la calidad de los que podríamos adquirir en una cafetería con café local y ni siquiera experimentamos la misma sensación. No estoy hablando de compras extravagantes ni necesariamente caras, sino más bien compras cotidianas y casuales de menor escala y que generalmente no agregan nada a la vida personal. Lo hacemos porque sabemos que recibiremos un  sueldo en dos semanas.  

"Si los problemas conducen a una solución y con ello a un renovado progreso científico-tecnológico, entonces, las aporías nos conducen, una y otra vez, y quizás fatalmente, o quizás no, hacía los incesantes ríos sin fondo de la metafísica."

"El mundo moderno como consecuencia trae una complejidad en el acomodo de ideas y la significación de la vida personal, lo que conlleva a una pérdida de identidad y contacto con las raíces ancestrales."

El mundo moderno en todos los ámbitos trata sobre la concepción del espacio y esto puede ser apreciado en la arquitectura, la física con Albert Einstein, la relatividad, la filosofía con un sinfín de expositores como Deleuze, Lacan, Freud, Guattari, Foucault…  El mundo moderno como consecuencia trae una complejidad en el acomodo de ideas y la significación de la vida personal, lo que conlleva a una pérdida de identidad y contacto con las raíces ancestrales. Llegamos a un nuevo lugar, pero olvidamos como llegamos ahí y se vuelve impensable siquiera habitar en el torbellino de confusión constante. Por lo mismo, los modelos económicos y sociales han impulsado un modo de vida donde el sentido de la misma se pierde ante nuestros ojos. Hacemos cosas de las que ni siquiera nosotros mismos estamos convencidos. Gastamos en cosas innecesarias y ni siquiera las disfrutamos. Desde el momento que somos parte del sistema económico somos mucho menos cuidadosos con nuestros gastos. Nos cuesta menos sacar dinero de nuestra cartera. Compramos cafés caros que no son ni la mitad de la calidad de los que podríamos adquirir en una cafetería con café local y ni siquiera experimentamos la misma sensación. No estoy hablando de compras extravagantes ni necesariamente caras, sino más bien compras cotidianas y casuales de menor escala y que generalmente no agregan nada a la vida personal. Lo hacemos porque sabemos que recibiremos un  sueldo en dos semanas.  

 

Me he dado cuenta que siempre he hecho lo mismo, suelo gastar más cuando recibo un buen sueldo. Después de 14 meses de viaje como mochilero y sin recibir ingresos, es inevitable estar más consciente del costo real de las cosas y mis gastos personales. Existe una sensación curiosa al poder gastar unos dólares cuando sabrás que en el corto plazo recibirás muchos más. Pero es algo bastante común. Pareciera que todos lo hacen. Se ha vuelto la mentalidad del consumidor promedio. Uno de los descubrimientos que hice en mi viaje fue que gasté considerablemente menos dinero por mes al viajar por ciudades y localidades extranjeras (incluyendo a los países europeos más caros del mundo) de lo que gastaba regularmente mientras vivía en casa. Tenía mucho más tiempo libre, visite más de 60 países y lugares inimaginablemente hermosos, aprendí de culturas nuevas, conocí gente que cambio mi perspectiva en la vida y me encontraba en un estado de eterna paz. Por el contrario, cuando me encuentro sometido a la vida según los modelos sociales y económicos, gasto más y trabajo de 8 am a 6pm todos los días. Tengo una peor calidad de vida y me esfuerzo mucho más.  

 

 

Este ejemplo forma parte de un gran conflicto que se originó en el modernismo y seguimos acarreando desde entonces. Es una jaula como la describe Marshall Berman, donde únicamente puedes escapar tu solo. Somos seres sin espíritu, sin corazón, sin identidad sexual o personal, sin valores ni ideales personales, sin deseos individuales. Vivimos vidas sin sentido en las que nunca escogemos más que seguir las normas de las sociedades. No paramos a reflexionar si realmente es lo que yo quiero como individuo. Si realmente consigo encontrar un estado de felicidad plena o siquiera, ¿qué es la felicidad personal?. No existe un rol social acertado como no existe un traje adecuado para el hombre moderno. Las contradicciones de los pensadores del modernismo eran conmovedoras. Se polarizaron las opiniones. Y a pesar de que vivimos en la época posmoderna lo que nos haría asumir un mayor despertar generalizado de la humanidad, son únicamente algunos individuos los que poseen esa mente, pues la gran mayoría aún se regocija en un pensamiento retrograda y colectivo donde inevitablemente surgirán crisis existenciales. 

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